18 septiembre, 2007

Entre la tribuna y la ortodoxia

El gran capitán dejó su puesto vacante, y la tribuna se hizo cargo. Justo en el momento en que se estaba erigiendo como goleador del torneo, el Bomba fue llamado a cubrir interinamente el puesto de DT. Lo avalan- dicen- la enorme cantidad de horas que pasa viendo futbol alemán, español, checo y hasta venezolano, además de la asistencia perfecta a la Visera de Cemento.

Su naturaleza, a no dudarlo, es tribunera. Partidario siempre de Menotti en los duelos verbales contra el Bilardismo. Primer defensor del Coco en su regreso a la selección. Las bendiciones de la tribuna, son bálsamo para sus oídos. El fútbol lírico, el del toqueteo por abajo, el de los genios de baldío, su estandarte.

Pero planteó un partido de hacha y tiza contra Amigos. Y le fue bien. Como dijo este medio, fue "a lo Bianchi". La T necesitaba esa victoria, que lejos estuvo de ser el éxtasis final, pero que sirvió para seguir sacando la cabeza del agua. En este contexto, con la necesidad de seguir sumando de a tres, el técnico alterno se ve en una disyuntiva entre la tribuna, y la más rancia ortodoxia futbolera: ¿jogo bonito? ¿o salir a raspar de entrada, para marcar el terreno y construir victoria con cimientos fuertes? ¿toqueteo, o cepilladas? ¿lirismo, o heavy metal?

En estas disquisiciones, el Bomba se juega una parada fuerte. Porque en su mismo entorno, el más cercano, hay divergencias sobre esto. ¿Lo resolverá a medias tintas, esperando a que la suerte siga fiel, y aludirá despues ser un neo-bianchista? ¿que espacio queda, en este tire y afloje, para los barre-fondo? ¿repetirá el gesto de auto excluirse, aunque le cueste el primer puesto de la tabla de goleadores? ¿se someterá a las mieles de los aplausos fáciles, o le pondrá el pecho a las circunstancias de un futbol global atletizado y metedor, y decidirá en consecuencia?¿está zanjada la disputa entre buhos y avestruces?

Ampliaremos...

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