Temerosos 2 - Betos Lomos 0
Cada tanto el fútbol te regala tardes épicas, que uno tarda
en olvidar. Muy cada tanto, la gloria- pequeña gloria cotidiana - golpea a la
puerta y te ofrece en bandeja el disfrute. Porque nos hacíamos los malos y
despreocupados, pero el descenso nos hubiera caído muy mal. Y porque en esas,
en las difíciles, afloran los grupos. Y esas finales se ganan porque el amor de
todos por los colores del equipo que tanto hace que defendemos, terminan
marcando la diferencia.
Fue dos a cero para a T, pero la verdad que el que hacía el
gol ganaba; esa sensación flotó todo el partido, y lo supimos jugar como en la previa
dijimos: sin regalar ni un centímetro, con pocas puteadas, con la pata firme y
el corazón enérgico. Sin un centímetro de más en lo futbolístico, pero con las
revoluciones a 4500. Y sin especular. Como verdaderos guerreros.
Primero lo aguantamos, ellos se lo perdieron y eso definió
el rumbo. Porque cuando lo tuvimos, no perdonamos. Ya había avisado Cassola
convertido en asistidor de tiros libres, y el cabezazo del Toro fue más bien
una cornada que salió afuera. En el segundo, y en su última pelota en cancha,
metió un centro pasado doggystyle,
que conectó Cristian bien limpito, olvidándose de todas las rengueras de todo
el primer semestre. Uno a cero, triunfo, alivio y tranquilidad, pero no menos
presión. Hicimos mil faltas, que se convirtieron en mil pelotazos al arco que
esta vez Narváez, muy a la altura de las circunstancias, despejó mil veces. Los
dos centrales fueron los Colosos de Rodas: Mirtha
Legrand Cervi, en su eterno retorno, y el Negro Gera, fueron dos paredes, y
mucho de esta salvación se debe a ellos. En el medio, no pidamos lujos, pero si
derroche de pasión. Los dos Pablitos pusieron mucho mas allá de lo que sus
cuerpos les daban y entre ambos tal vez pelearon el man of the match.
Una tarde épica también necesita una pincelada de magia. Y ahí
estaba él, viejo guerrero de mil batallas. El más fiel de los fieles a la T. Excedido
de peso y jerarquía. El Bomba volvía, y en la única que tuvo, tiró un caño
magistral, de pura esencia potreril, encaró al área y cayó derribado por su
víctima. Penal que transformó en gol con una definición tranquila a la derecha.
Aprendieron como se patea?. Después, no hubo tiempo más que para los abrazos,
las fotos, y hasta alguna lágrima que se vio medio escurridiza por ahi.
Cada tanto el fútbol te da revancha, y somos héroes por un
rato. Y el bordó de nuestro signo se hace sangre cuando cae la tarde y las
camisetas se revolean a contraluz. Ahí están los pibes alentando, y en sus
fantasías seguramente proyectando que cuando sean grandes armarán grupos como éste
para divertirse jugando al fútbol entre amigos. Ahí están los familiares
compartiendo la alegría, entendiendo - como no!- la pasión que nos alimenta. Ahí están los
mates después del partido para festejar la alegría de ser Temerosos. Ahí está
la T, vivita después de 23 años. Sigue en la categoría, el grupo la sacó a
flote.