Crónica de un asadazo anunciado

En la historia de Temerosos los asados siempre constituyeron uno de los puntos culminantes. Momentos de encuentro, de chupi, de placer hedónico. La carencia de títulos nos llevó a festejar el mero hecho de exisitir como entidad social y deportiva, con soberbios asados, usualmente bien regados. Y así, todos los que pasaron por la T no dejaron de reconocer éste como uno de los (pocos) méritos del grupo.
Un poco de esa tradición había comenzado a diluirse el año pasado, por muy diversos motivos. Hasta que se levantó la puntería con un asado con chopera para despedir el año, que según comentan los enviados especiales, fue antológico. Y por eso, hubo promesas de más. De uno para empezar la temporada 2007, que nos tiene a todos tan esperanzados.

La promesa se cumplió el viernes pasado en la residencia de la Familia Cassolini, y la producción integral del asado corrió por cuenta del Sr. Andrés Ariel Dellapittima, con colaboración del dueño de casa, y de "Mumo", a cargo del tema birras. El mismo Bomba se encargó de comprar la carne: choris, morcilla, matambre, vacío, costillar. Absolutamente impresionante. Asado en su punto justo, fue aplaudido de pie por los enviados de la revista Cuisine et vins, por veedores de la Escuela de Cocineros del Gato Dumas, y por el Negro Gera y Largacha, que le entraron como locos. El Bomba cumplió con todos los rituales, que incluyeron desde tirar la primera costilla limpita sobre la mesa preguntando si estaba hecha, hasta una sarta de mentiras relacionada con su amistad con los proveedores carniceros, la reserva con tres dias de anticipación del costillar, etc etc.

Varios temas se tiraron sobre la mesa: la nueva indumentaria, incorporaciones, y algunas anécdotas sexuales mentirosas que matizaron la velada. Pero lo que realmente causó preocupación fue un comentario que creció como un ronroneo al finalizar la degustación y que se convirtió hasta transformarse en un rumor infundado que circuló toda la semana: Mientras el Bomba limpiaba la parrilla, alguien deslizó que tan magnifico asador, tan estupendo cocinero, estaba siendo desperdiciado en un puesto de volante. Mas aún como delantero.

- Lo necesitamos en la parrilla!, exclamó a viva voz un incauto...

Lo que empezó como un chiste fue tomando cuerpo, y no son pocos los que auguran un retiro del Bomba, y lo ven como el cantinero que la institución siempre necesitó.

Claro que son habladurías. Aunque estamos preocupados por su rodilla - que no aparece en las radiografias - sabemos que el Bomba tiene cuerda para rato con la redonda