Un gesto que lo define

Había empezado el segundo tiempo, y solo manteníamos una ventaja mínima. El uno a cero no era ninguna certeza contra Locos por el Fútbol, pero habían llegado Seba y Marce y se había reforzado la defensa. Con Sendón decidimos darle a Fede la confianza de seguir de tres. En los primeros cinco minutos de esa segunda parte, el puntero derecho pareció tomarle el tiempo de su cansancio, y lo había encarado y pasado tres o cuatro veces, desbordando y tirando un par de centros que comprometían a Narváez. Al cuarto transpié, ordené el cambio. Salió Fede, entró Aguirre al medio y Sendón fue a cubrir ese lateral.
Desde el otro lado de la cancha lo vi salir a paso cansino, la cabeza baja, la camiseta de la T ya en la mano. Tal vez con el gusto amarga de la gesta incumplida. Auguraba, ingrato y mal pensado como soy, alguna reprimenda de las que estamos acostumbrados los que tenemos ocasionalmente la responsabilidad de hacer los cambios. Esperaba aunque sea su tímido reproche. Cuando llegó junto a los que ya estábamos afuera, me dirigió una mirada breve y sentenciosa y me dijo:

- Te felicito
Le devolví un gesto de incomprensión, no entendía porque me decía eso.
- Era el cambio que tenías que hacer, me estaba matando, me tomó el tiempo y me estaba volviendo loco. Era el cambio que había que hacer, concluyó.

Todo un gesto que lo define. Ese es Fede. La dignidad hecha persona. La humildad de saberse parte de un grupo. La estima permanente por los compañeros, que muchas veces creemos sepultada.

Hoy es su cumpleaños. Vaya un abrazo para el querido Fede Browne, amigo del fútbol y la vida